Vídeo: Michaela Kiersch encadena Era Vella, 9a, Margalef
Una productiva visita de 1 mes de Michaela Kiersch a Margalef culmina con su segundo 9a+, Víctima Perfecta, y con la escalada de Era Vella, 9a. Aquí está el vídeo de la 2ª.
Javier Camacho nos escribe este reportaje sobre la ascensión al Pico Lenin.
Texto y fotos: Javier Camacho
El Pico Lenin es considerado como uno de los mejores que se pueden visitar para adquirir la experiencia y preparación necesaria de cara a afrontar la ascensión de un ochomil.
En principio es una montaña bastante asequible, y -en teoría- sin excesivos riesgos objetivos. Digo en teoría porque ostenta el dudoso honor de haber albergado la mayor de las tragedias jamás acontecidas en una montaña: en 1990 la zona sufrió un terremoto de 4 grados en la escala Ritcher que provocó el colapso de un gran serac que alcanzó el campo 2, causando la muerte a 43 personas.
Y es que, a pesar de que probablemente tiene menos situaciones de riesgo objetivo que otros sietemiles, como cualquier montaña, y más de esta altura, no está exenta de ellos: el campo 2 es propenso a avalanchas, y entre el campo 1 y el 2 hay grietas cubiertas.
En el camino suele haber cuerdas fijas para asegurarse en las zonas de grietas, pero no así en el campo 2, atestado de ellas. Muchas están ocultas y son traicioneras. Yo mismo me di un susto en este campo al meter una pierna en una. Llegué a ver a un alpinista pasar por el mismo trance en la puerta de su tienda, cuando intentaba acceder a su interior.
Esta falta de grandes dificultades técnicas para un pico de su altitud, una aproximación corta y muy simple -en coche "hasta la puerta"-, así como un campo base y campo 1 muy cómodos y bien aprovisionados, lo convierten en un pico excelente para un bautismo de altura...y en un lugar muy, muy concurrido.
Por supuesto, también hay que tener cuidado con el mal de altura (edemas cerebrales o pulmonares, sobre todo si no se tiene experiencia previa en alta cota), con las bajas temperaturas, y con el viento que suele azotar la larga arista el día de cumbre. Todas las temporadas suele haber casos de edema y congelaciones, y este año no fue una excepción.
Hace 3 años ascendí el Kang Tengri y, tras mis cimas estos dos últimos años en Lhotse y Everest, decidí embarcarme en este viejo y legendario reto soviético.
Mi intención primera para este año no era escalar el pico Lenin, sino los picos Korzhenevskaya y Comunismo, en Tayikistán. Sin embargo, tan solo un día antes de volar hacia el Cáucaso, tuve que cambiar todos mis planes al suspenderse los vuelos en helicóptero a los campos base de ambas montañas, única forma permitida de acceso. La cosa pintaba a que, con todo preparado, tendría que quedarme en casa.
Al final salvé los muebles: gracias a las rápidas gestiones de la agencia con la que tenía contratado el viaje, pocas horas antes de mi vuelo, prácticamente cuando era la hora de partir de Pamplona hacia Madrid, me llegó la confirmación del cambio de permisos. Volaba hacia el Lenin.
El acceso a la montaña se realiza por Kirguistán. Normalmente se vuela desde Biskeh, capital del país, hasta la ciudad de Osh, y de allí en coche hasta el mismísimo campo base, a 3.600m de altitud.
Para alcanzar la cima se montan 3 campamentos de altura: campo 1, o base avanzado, a 4.400m (en realidad, es el auténtico campo base; una vez alcanzado, salvo problemas de aclimatación, ya no se desciende al base), campo 2 a 5.300m, y campo 3 a 6.100m.
En mi caso, y como había sido avisado de que estas cosas suelen ocurrir, gestioné todo con una empresa de aquí. Menos mal: como he dicho, en 1 día consiguieron arreglar todo para que pudiera cambiar mi objetivo e ir al Pico Lenin, salvando mi dinero y mi expedición.
Dependiendo de lo que contrates, la logística puede ser muy sencilla y cómoda. Lo más básico es un servicio que prácticamente solo incluye el traslado al campo base y el permiso de instalación de tu tienda en los diferentes campos. La cosa va subiendo hasta un todo incluido con tiendas, porteo y comida de altura.
Si se opta por el servicio básico, en caso de necesidad pueden contratarse porteos de material o comida a los campos de altura. Funciona a tantos dólares el kilo, dependiendo del campo al que porteen.
Yo fui con la tarifa básica y, la verdad, viendo como vivían en el campo base otros compañeros españoles que llevaban tarifa completa, la comodidad de no tener que subir la tienda y cocinar en altura, y el precio más que adecuado, recomendaría contratar el servicio completo, o al menos cotejar las tarifas antes de tomar la decisión.
El día 23 subimos al campo 1, que como digo es realmente el base avanzado. Francamente cómodo, y con comida bastante buena.
Una vez en este campo es muy recomendable, para afianzar la aclimatación, ascender una montaña cercana y muy sencila pero desde la que hay unas vistas excelentes. No tiene pérdida.
La comodidad de la montaña nos permitía no realizar descansos, y el día 25 ya subimos al campo 2. Como he dicho, tanto durante la subida como en el mismo campo 2 hay que tener mucho cuidado con las avalanchas y grietas. Salimos temprano para evitar el riesgo de aludes con el calor del mediodía. Sobre las grietas, al ser principio de temporada, no estaban aún muy abiertas, pero según avanza ésta, se abren mucho, siendo necesaria incluso la colocación de escaleras para sortearlas.
De nuevo sin reposo el 26 llegábamos al campo 3, dejando montada la tienda y haciendo un depósito de material. Descendimos a dormir al campo 2, para el 27 bajar al base avanzado a descansar.
Es cierto que tengo bastante experiencia en altura, pero como se ve, en apenas 1 semana se puede aclimatar, subir el material, y estar ya listos en el campo 1 en espera de una ventana de buen tiempo que permita un ataque a cumbre. Hay quien emplea más días en esta primera rotación, hay quien realiza una segunda para dar el último punto a la aclimatación, subiendo a dormir al campo 3.
Si no se tiene mucha experiencia en altura, esta rotación extra es muy recomendable, casi diría que obligatoria.
El grupo que fuimos conformando no necesitamos esta incursión extra, y tras dos días de recuperación de fuerzas, y a pesar de que las previsiones meteorológicas eran inciertas, (con frío por debajo de -15ºC y viento con rachas de más de 40 kilómetros por hora el día de cima), tiramos para arriba con intención de cumbre, porque después sí que se estropeaba de verdad la meteo para unas cuantas jornadas.
Fue un acierto. El 1 de agosto saliamos a las 3 de la mañana. Quizás demasiado pronto, porque aunque el camino a cumbre es muy largo (unas 9 horas), a esa hora hace mucho frío, acompañado ese día por un viento que nos hizo pensar en más de una ocasión en darnos la vuelta. 7 horas después, sobre las 10 de la mañana, llegué a cima. Permanecí 30 minutos en solitario hasta que llegaron Carlos Soria y Pedro Nicolás, presidente de la RSEA Peñalara. Estuvimos juntos allí arriba otros 30 minutos antes de comenzar el descenso.
Las vistas desde la cumbre son preciosas: en la lejanía se alzan altivos el Korzhenevskaya y el Comunismo, mis primeros objetivos, y a pesar del viento y el frio, pude disfrutar de la cima como hacía tiempo que no había hecho. En Everest y Lhotse, en 2017 y 2018, no pude disfrutar apenas del momento de la culminación, pero en este caso llegué mi fuerte y la hora que permanecí en cumbre disfrute mucho y fue un verdadero placer.
En el descenso nos fuimos cruzando con el resto de compañeros españoles con los que habíamos hecho grupo (Javier, David, Luis y Alfredo). Al llegar al campo 3 hidraté y comí algo, y continué mi descenso hasta el campo 2, en donde pasé la noche.
Agradecer a Olympus, Rab, Lucroit y Boreal -mis colaboradores- el apoyo que me prestan para hacer realidad estos sueños.
También deciros que ya tengo previstas varias charlas en diversos clubs de montañas y asociaciones fotográficas de distintas localidades. Iré informando.
Y por supuesto…ya estoy haciendo nuevos planes para el año que viene. Tal vez intentar escalar de nuevo una montaña de 8000m, tal vez saldar la cuenta pendiente con el Comunismo y el Korzhenevskaya.
Ya se verá.
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