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Entrevistamos a Alex Txikon, tras la 1ª cima invernal en el Nanga Parbat

07 de Marzo de 2016  |  Comentarios (5)
Hablamos con Alex Txikon, quien aún se encuentra en Islamabada, y nos cuenta los pormenores de la expedición y, sobre todo, del día de cima.

Alex Txikon
Ali Sadpara, izquierda, y Alex Txikon, derecha, en la cima del Nanga Parbat

Ha pasado ya algo más de una semana desde que Alex Txikon, Ali Sadpara y Simone Moro consiguieran la 1ª cumbre invernal de la historia en el Nanga Parbat, culminando así una dura lucha que comenzó hace más de 25 años, y en la que han participado casi 30 expediciones formadas por algunos de los himalayistas más potentes de cada generación.

Ya todos los ochomiles nepaleses habían sido hollados en invierno, y ninguno de los pakistaníes había sido conquistado. Y no es casualidad que los primeros ochomiles invernales de Pakistán fueran los Gasherbrum y el Broad Peak, aunque habían sido mucho menos trabajados que el Nanga Parbat.

Y es que el Nanga Parbat tiene un desnivel descomunal, de más de 4000m de pared desde cualquiera de sus campos bases hasta cima. Un desnivel muy técnico, además, y que, por situar en contexto, es superior al de cualquier ochomil, incluido el Everest.

Pero no sólo es el gran desnivel y la tecnicidad. El clima del Nanga Parbat es verdaderamente diabólico, especialmente en invierno. La montaña está situada en el nudo telúrico en el que se unen el Karakorum y el Himalaya, y además está aislada con respecto a otras montañas. Javier del Valle, Doctor en Climatología, Máster en Educación Ambiental y en Evaluación de Impacto Ambiental. Profesor del Centro Universitario de la Defensa de Zaragoza, que ha colaborado con los partes meteorológicos en esta expedición, y que además cuenta con amplia experiencia montañera y en formación y divulgación sobre clima de montaña, lo explica perfectamente en esta entrevista que le realizó Igone Mariezkurrena, miembro del equipo de Alex en el campo base.

Alex Txikon no eligió el camino fácil hacia esta montaña; es el que más trabajo supone en las zonas bajas, un trabajo brutal de carga y equipamiento, pero también es el camino más directo a cima una vez alcanzados los 7000m.

Alex Txikon

Y el tiempo le ha dado la razón. La constancia demostrada, el esfuerzo realizado, la lealtad a sus planes, la paciencia, el sentido común, han dado sus frutos con una cima histórica, conseguida además, algo muy importante, con un alpinista pakistaní en el equipo.

Un buen ejemplo de este saber hacer fue la incursión anterior al ataque a cima, tras la incorporación de Simone Moro y Tamara Lunger. La ventana de buen tiempo prometía -y esto, en esta montaña, puede no volver a repetirse- la ruta estaba abierta hasta el campo 3, pero la experiencia del año pasado, tras dos semanas en campo base, y el hecho de que Simone y Tamara fueran cortos de aclimatación, les hizo decidir subir al campo 2-3, y regresar al base, para afinar el punto necesario para cumbre.

Alex Txikon e Igone Mariezkurrena han estado en Pakistán desde que abandonaron el campo base, en compañía de Simone Moro, Tamara Lunger, Ali Sadpara, sus compañeros pakistaníes de campo base, y sus familias. Aún están allí, y van a permanecer hasta el día 14, saboreando la cumbre junto a quienes la han hecho posible.

Y con la perspectiva que da el descanso necesario, y la vuelta a la biosfera humanizada, hablamos con Alex, que nos contesta desde la habitación de su hotel en Islamabad.

¿Cómo fue el día de cima?

Muy duro. De hecho, creo que conseguimos la cumbre porque se nos hizo algo tarde por la mañana, salimos a las 6. Aunque se hizo tarde, salimos porque sabíamos que estábamos en tiempo. Pero si llegamos a salir a la hora prevista, más temprano, no hacemos cima, porque hacía un frío tremendo, y si hubiéramos tenido que cruzar alguna de las zonas antes del corredor final de noche o madrugada, viendo el frío que pasamos después, nos tenemos que dar la vuelta.

¿Qué temperaturas soportasteis durante la ascensión final?

Habían dado previsión de -35ºC, pero fue peor. Estuvimos a -40ºC, incluso un poco más, quizás hasta -45ºC, y con viento de 30-40 kilómetros por hora. En altura, eso es casi insoportable.

Pero estabais convencidos de que podíais hacer cima

Sí. Íbamos muy fuertes. Este año hemos trabajado muy duro, y sabíamos que podíamos seguir adelante, a pesar de las condiciones.

En la subida final os dividistéis. ¿Qué ocurrió?

A mi me parecía que por el corredor íbamos más directo, y por allí tiramos Simone, Tamara y yo. Pero Ali, que ya había hecho esa cima en verano, dijo que tiraba por la roca, porque es por donde se sube en temporada y conocía el camino. No lo vimos claro, y seguimos por el corredor.

Y fue más complejo de lo que esperabais.

Sí. Mucho más empinado, y sobre todo con mucho hielo. Y además, con panzas y algo parecido a los sastrugis que se forman en la Antártida, pero en vertical. Así que había que ir con muchísimo cuidado. No lo esperábamos así. Es que no te podías permitir un mínimo error, y eso a -40ºC, a ochomil metros. Por ejemplo, íbamos con un solo piolet...se te suelta de la mano, con las manoplas, lo pierdes, y te metes en un lío muy gordo.

¿Cómo llegastéis a cima?

Primero llegó Ali, y luego llegué yo a los 15 minutos más o menos, y al rato llegó Simone. Además de la ruta diferente, es que al principio íbamos esperando a Tamara. Simone esperó algo más, pero también es que ellos iban con menos aclimatación. Nosotros habíamos trabajado mucho en la montaña, y habíamos dormido unas cuantas noches en campo 1, campo 2, y campo 3. Pero la ruta que Simone y Tamara habían elegido en un principio sólo les permitió una noche en el campo 2, más la anterior incursión y las noches anteriores a cima, que dormimos los 4 en campo 2, campo 3 y campo 4, según subíamos.

Ali Sadpara, izquierda, y Simone Moro, derecha, en la cima del Nanga Parbat

Alex Txikon
Simone Moro, izquierda, y Alex Txikon, derecha, en la cima del Nanga Parbat

¿Qué sentiste en cima?

Estuvimos un rato, pero a mi me parecieron segundos. En realidad, si siempre se dice que la cima está en el campo base, en este caso sentí que es más verdad que nunca. Estás en esas condiciones tan extremas, y te quedan más de 4.000m de bajada por delante, sientes más que nunca que estás a medio camino, que todavía no lo has conseguido. Pero con todo, aunque me parecieran sólo segundos, disfrutamos de la cumbre.

¿Cómo fue el descenso hasta el campo 4?

Una vez en cumbre, planteamos bajar por donde había subido Ali, que parecía más fácil, pero Ali dijo que mejor por el corredor, que era más rápido. Y efectivamente, bajamos rápido...aunque muy comprometido, como digo. Si subir por ese corredor vertical helado no permitía ningún error, bajar menos aún. Pero poniendo todos los sentidos llegamos a pie de corredor, y de ahí ya a la tienda.

Esa noche, en el campo 4, tras el descenso, fue una noche muy mala...

Lo fue. Primero de todo decir que llegamos agotados. Durante todo el día no pudimos parar, ni mucho menos quitarnos las manoplas, así que además de las condiciones extremas, estuvimos 20 horas sin comer ni beber absolutamente nada, entre la noche y todo el ataque a cumbre y descenso. Pero es que encima, esa noche en el campo 4, a más de 7000m, hizo un frío insoportable, es la peor noche que hemos pasado en la montaña nunca.

Y no sólo es el frío que no nos dejó dormir. Es que hicimos tanto esfuerzo, estás tan agotado, que te pegas toda la noche dándole vueltas a la cabeza. No sabes ni siquiera, literalmente, si vas a tener fuerzas para levantarte al día siguiente, dudas si serás capaz de descender al campo base...fue una noche muy mala.

Pero luego el descenso fue rápido

Y tanto. En realidad, íbamos muy fuertes, aunque estuviéramos agotados. En 2 horas y 20 estábamos en el campo 2, y en otras 2 horas en el campo 1, ya superada la pared. Pero cuando llegas a esos límites, dudas, y más por la noche, de cómo estás verdaderamente.

Alex Txikon
Alex Txikon, Tamara LUnger, Simone Moro y Ali Sadpara, llegan al campo base tras conseguir la cima

¿Bajasteis todo el material, o dejasteis algo en altura?

Bajamos todo. Desmontamos la tienda del campo 4, del campo 3, y bajamos todo el material, excepto una tienda y un petate que dejamos bien seguros en el campo 2, porque había hablado con una expedición andaluza que va en temporada, y habíamos quedado en que les dejo ese material allí, para su intento.

Tras la cima, y el descenso, volvisteis a subir desde el campo base a altura para limpiar las cuerdas de la montaña. Debió de ser duro volver a subir, con la cima ya conseguida.

Es que esto no debería de ser noticia, pero desgraciadamente lo es. Si hemos avanzado en el alpinismo y el himalayismo, es por algo, hay que seguir mejorando, y esto debería ser la norma. Subimos dos días y quitamos las cuerdas fijas, y también todos los bambúes del glaciar. No queríamos dejar nada. Insisto en que esto no debería ni de comentarse, debería ya suponerse, pero no es así.

Dicho esto, te diré que en el Nanga Parbat hace falta una expedición de limpieza. Al ser tan técnica la ruta Kinshofer, todos tiran cuerda, y ahí se queda. Unas cuerdas viejas, que no pueden usarse porque están en mal estado, y que no deberían estar ahí.

Con la perspectiva que te dan los días de descanso en Skardu e Islamabad, ¿cómo ves esta expedición con respecto a la del año pasado?

Bueno, primero, como te conté en la entrevista que me hiciste a mitad de expedición, intentamos aprender todo lo posible del año pasado, y este año usamos técnicas nuevas que nos han ayudado mucho. Por ejemplo, emplear raquetas de nieve y pulkas en el glaciar hasta el campo 1...nos permitió acarrear mucho material, hasta 40 kilogramos cada uno por viaje, con mucho menor esfuerzo. Ese esfuerzo tan grande de la pasada temporada se pagó al final. O conocer la ruta y saber por dónde es mejor tirar en invierno, dónde instalar las tiendas, o saber ya cuál es el diámetro de cuerda adecuado en esta montaña.

Pero luego ha habido otras cosas. En la montaña, las condiciones han sido muy duras, quizás más que el año pasado, por el hielo y el frío. Pero en el campo base hemos estado mejor. Lo primero es que el año pasado llegamos allí en mitad de un marrón impresionante, y no había sitio en condiciones para poner las tiendas, así que las pusimos en nieve y hielo, en sitio incómodo, como pudimos.

Pero este año llegamos y pudimos elegir bien el sitio, quitar la nieve y el hielo, montar sobre el fondo, en suelo firme...y encima ha habido más días de sol. Da poco el sol, sobre todo al principio de invierno, pero se agradece mucho en las largas estancias de campo base.

Estar más cómodos y mejor en campo base también nos ha ayudado bastante.

Y la planificación. El tiempo ha demostrado que tenías razón en la elección de la ruta.

Es una vía incómoda, porque exige un trabajo muy alto de carga y equipamiento en las zonas bajas, y no sólo una ni dos, sino más incursiones, y esto no gusta a todo el mundo. Pero es la única vía de la montaña que te deja, una vez que llegas a 7.000m, a un día de cumbre y vuelta a 7.000m. Esto es fundamental, por varios motivos: en las demás rutas, puede intentarse un estilo más ligero, trabajar menos durante la expedición, pero se necesita que la ventana de buen tiempo sea más larga, algo muy díficil en esta montaña, y se pasan más días a gran altura, algo tremendamente complejo en el invierno del Nanga. Con las condiciones habituales de invierno en este ochomil, como comprobamos en nuestras carnes la última noche en el campo 4, a más de 7000m, hay que estar lo mínimo posible.

Este año, además, habéis cambiado la forma de trabajar. No habéis parado. ¿Os ha ayudado en el ataque a cima?

Mucho. Ali y yo estábamos fortísimos. La forma de trabajar en el glaciar nos ha permitido subir directamente al campo 2 desde el base. El año pasado, en ocasiones, nos costaba 8 horas ir al campo 1, y este año podíamos realizar la subida del base al 2 en el día. Pero esto supone un esfuerzo muy grande. ¡Son 2000m de desnivel, y muy cargados! Y además de otras incursiones hasta el campo 1, de ahí al 2, etc, en 3 ocasiones hemos superado de tirón esos 2000m de desnivel continuo. Eso te pone muy fuerte, es un gran entrenamiento.

Luego, no hemos dejado de trabajar en ningún momento. Las grandes esperas de campo base las hemos empleado en trabajar en el glaciar casi todos los días. Volviendo a marcar la ruta con los bambúes cuando la tapaba la nieve, etc. Esto nos ha mantenido muy activos. El año pasado, creo que parte de los problemas finales vinieron por la inactividad que sufrimos durante dos largas semanas.

Al final, corríamos el riesgo de castigarnos demasiado, porque, en toda la estancia, han sido 30 días de trabajo real en la montaña, mucho de ellos muy duros. Han sido bastantes incursiones en la montaña, cargados con 25kg de peso cada uno, superando grandes desniveles...pero en lugar de quemarnos, lo que ha ocurrido es que hemos llegado al ataque a cumbre muy fuertes.

Eso en cuanto Ali y tú. Simone y Tamara se incorporaron más tarde.

Sí. Como comentaba, pagaron un poco la falta de aclimatación, sobre todo Tamara. Simone pudo con todo. Ellos vieron que la ruta que habían elegido permitía un intento alpino, pero era muy difícil por la lejanía de la vía con respecto a la cima, una vez llegados a altura. Tan solo pudieron llegar al campo 2 en una ocasión. Por eso nos pidieron incorporarse a nuestra vía.

¿Cómo ha funcionado la incorporación de Simone y Tamara a vuestra expedición?

Muy bien. Vinieron de frente, y de forma muy sana. Sabían que habíamos trabajado mucho en la vía. Pero por supuesto, viniendo así, estás entre amigos, y compartes el trabajo y la montaña. No ha habido ningún problema, quedaba trabajo por hacer, y en el ataque final formamos un equipo de trabajo muy bueno, con un muy buen ambiente.

¿Cómo ha sido el recibimiento en Pakistán, especialmente en lo referente a Ali?

Ha tenido mucha repercusión, destacando además la presencia de un alpinista pakistaní en el equipo internacional. De hecho, ¡¡aquí en el hotel tengo la habitación llena de ramos de flores!! Hemos hecho una rueda de prensa multitudinaria, y ha habido y hay numerosos reconocimientos.

¿Cuándo volvéis a casa Igone y tú?

Sobre el día 14. Era la fecha prevista de vuelos. En una expedición así, no sabes cuándo puedes volver. No cambiamos billetes, pasamos tiempo descansando, y hemos estado con Ali, el equipo de campo base, y sus familias. Son nuestros compañeros. Esto lo hemos conseguido juntos, y juntos queríamos vivir estos momentos.

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Comentarios

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5 comentarios

5. jomago - 13 Mar 2016, 19:00
Qué bonito! Espectacular cima y más espectacular cómo la han conseguido. Mucha humildad y generosidad de Alex en esta entrevista. Gran alpinista y mejor persona. Mucha suerte en el futuro y a disfrutar de lo conseguido. Tienes toda mi admiración.

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4. EkialdekoPaul - 07 Mar 2016, 21:21
Como siempre, una lección de humildad. Me ha encantado el detalle de que han dejado la montaña limpia.

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3. PAPA - 07 Mar 2016, 19:40
Grande. Enhorabuena

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2. SANBA - 07 Mar 2016, 19:18
Aupa Alex figura, os esperamos a ti y a Igone en Doneztebe , ya haremos una cenica en la sociedad y pasa mos un rato disfrutando de vosotros. Zorionak.

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1. hartza0 - 07 Mar 2016, 17:31
Grande Alex, un gran abrazo y mi mas sincera enhorabuena......Bonita entrevista pero he echado en falta alguna pregunta sobre el tema de Daniele Nardi y las descalificaciones del polaco Tomek Mackiewicz, del periodista Gogorza ó de la estadounidense Cleo Weidlich, que, dicho sea de paso, han quedado como el culo.................Nos dijo Carlos Soria en una proyección en Doneztebe esta Navidad que las envidias y los malos rollos están muy presentes en el alpinismo de élite y que conviene quitarle bastante romanticismo y sumar egoísmos, envidias, mentiras y zancadillas al trato entre los diferentes candidatos a conseguir hazañas de este tipo..............Se puede hablar más alto pero no mas claro que Carlos, cuanta razón Carlos, cuanta razón !!!

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