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Desestimada la demanda de cliente sobre el guía que suspendió por riesgo la escalada de Everest

El juez desestima la demanda de Zachary Bookman contra su guía Garrett Madison, que abortó el intento al Everest por el evidente riesgo de un serac amenazante.

El desgajado serac amenazante del Everest, a punto de desprenderse. Foto: Andrzej Bargiel
El desgajado serac amenazante del Everest, a punto de desprenderse. Foto: Andrzej Bargiel

Según informa Alan Arnette tras conversación con el demandado, el juez ha desestimado la demanda presentada por Zachary Bookman -cliente- contra Garrett Madison -guía-, por la suspensión debido al riesgo de la expedición comercial al monte Everest que el primero había pagado en el postmonzón de 2019. Además, ha obligado a Bookman a pagar a Madison las costas del juicio. Encontraréis todos los detalles de la demanda en esta noticia enlazada.

Suponemos que la decisión judicial contraria a los intereses del cliente habrá aliviado notablemente tanto a Garrett Madison como al colectivo de guías estadounidenses -y por extensión, mundiales-. Una sentencia en contra habría abierto un peligroso camino que podría haber conducido a limitar el pago, o al menos parte de él, a la consecución de cima, con las nefastas consecuencias que esto traería tanto a la profesión como, sobre todo, a la seguridad física de guías y clientes.

Los guías consideran incompatible y contradictorio un pago por objetivos con su responsabilidad legal y obligación ética de salvaguarda de la integridad física de los clientes; si la única manera de vivir de su oficio y pagar los gastos, que son los mismos se consiga o no cima, es alcanzar la cumbre, inevitablemente el nivel de riesgo que debería aceptarse aumentaría.

El rocambolesco caso del serac amenazante

El pasado otoño 2019, como suele ser normal, y a diferencia de lo común en la temporada de primavera, apenas había expediciones en el campo base del monte Everest.

Este vacío suele ser aprovechado por alpinistas profesionales, que con una montaña abarrotada se ven en serias dificultades de realizar sus especiales actividades. Como las ascensiones ligeras de Kilian Jornet, o la escalada al techo del mundo sin oxigeno de Andrej Bargiel, con posterior descenso integral con esquís desde cumbre.

Precisamente ambos se encontraban en el campo base en ese momento, junto al británico Tim Emmet, uno de los mayores expertos mundiales en escalada en hielo. Y, cosa extraña en el postmonzón, también había una expedición comercial en el campo base: la guiada por Garrett Madison, de la que formaba parte como cliente Zachary Bookman.

Al poco de llegar todos los grupos, vieron como un descomunal serac se había desgajado de su principal en la pared situada sobre la Cascada del Khumbu. Como puede verse en la foto tomada por el dron de Andrej Bargiel, el gran cubo de hielo no acabó de caer, quedando sujeto en equilibrio inestable, listo para precipitarse sobre la ruta en cualquier momento. Medía unos 50x30x20 metros, y su peso calculado era de unas 27.000 toneladas, el equivalente a 675 tráilers cargados. Un serac mayor, y en la misma zona, que el que mató a 14 alpinistas sherpas en 2014.

Ante la amenaza, los grupos decidieron esperar, puesto que su caída iba a arrasar a quien o a lo que se encontrara en la cascada. Pero el serac no caía, y transcurrido el tiempo, profesionales y comerciales decidieron abandonar la montaña, ya que el riesgo existente era muy superior al asumible.

Hubo una excepción: Kilian Jornet. El catalán, rápido y solitario, podía permanecer poco tiempo en la cascada, minimizando el riesgo; pero éste no era el caso de alguien como Bookman, ni de los sherpas que debían permanecer largas jornadas en ella equipando.

Al regresar a Estados Unidos, Bookman presentó el caso en los juzgados, pidiendo 100.000 dólares de indemnización, al entender que él no había pagado para permanecer en el campo base, y que el serac no era para tanto. Suponemos que consideró que le habían hecho desperdiciar parte de su preciado tiempo en un objetivo no conseguido. Es CEO de una gran empresa de Silicon Valley que, un día, marcándose objetivos de futuro para conseguir antes de cumplir los 40, anotó en su agenda “escalar grandes montañas alrededor del mundo”. Y no parece persona acostumbrada a que sus órdenes y deseos no se cumplan.

El serac cayó poco después de que todos abandonaran el campo base. Cuando Alex Txikon llegó el pasado invierno, un par de meses después, ya no estaba. Pero lo que si se encontró fue una cascada derruida y llena de escombro de hielo, producto del gran desprendimiento.

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