Vídeo: Michaela Kiersch encadena Era Vella, 9a, Margalef
Una productiva visita de 1 mes de Michaela Kiersch a Margalef culmina con su segundo 9a+, Víctima Perfecta, y con la escalada de Era Vella, 9a. Aquí está el vídeo de la 2ª.
Las cuerdas son el elemento más importante de la cordada y nuestro cordón umbilical a la vida cuando estamos suspendidos de ellas. Traemos este artículo para que sepas cómo cuidarlas y qué hacer y no hacer con ellas para conservarlas el mayor tiempo posible en las mejores condiciones de seguridad. Agradecemos a la marca Korda's la información facilitada y la revisión de los datos por su departamento técnico.
Uno de los temas que más dudas suscitan entre nuestros clientes es el referente a todo lo que rodea el mundo de las cuerdas. Su indudable importancia en cuestiones de seguridad y a la abrumadora serie de datos que hay que tener en cuenta a la hora de elegir cuál es la que más nos conviene y sobre lo que ya escribimos un artículo que te invitamos a releer, hay que añadir que dentro de su robustez las cuerdas son unos artículos que precisan de cuidados muy específicos y dudas sobre su mantenimiento.
La normativa tanto para cuerdas dinámicas como para cuerdas semiestáticas no habla de un material específico para construirlas, sin embargo nos encontramos que lo habitual es que las cuerdas de escalada, espeleología y barranquismo estén contruídas con poliamida. Es posible que encontremos también material textil fabricado con poliéster, polipropileno, polietileno de peso molecular ultra alto (Dyneema) o aramida (Kevlar) en el caso de cuerdas flotantes, cintas express, aros de reunión o arneses.
Es complicado dar una cifra estándar de durabilidad de una cuerda ya que, además de la edad de la cuerda, influyen las características de la cuerda (sobre todo el grosor de la camisa) y el uso que se le ha dado o las condiciones en las que se ha almacenado y utilizado. Un estudio realizado llegaba a la conclusión de que una cuerda sin uso y con una conservación exquisita no pierde apenas prestaciones con el tiempo, pero según la información que consultemos a las marcas vemos que los datos pueden ser diferentes. Aceptamos que, como fecha límite de vida útil entre su fabricación y su retirada, en el momento en el que pasen 15 años desde la fecha de fabricación o 10 años desde el primer uso habría que dejar de utilizar una cuerda en cualquier circunstancia, teniendo en cuenta no obstante que la durabilidad decae drásticamente con el uso intensivo, pudiendo ser necesario retirar una cuerda a los pocos meses de su estreno si se hace un uso diario de la misma o incluso en el primer minuto de uso si ha sufrido un daño grave.
Con las cuerdas hay que tener precauciones muy obvias. Tanto en el uso como en el almacenaje, hay que tener cuidado con que no tengan contacto con cantos afilados ni objetos cortantes, así como mantenerlas alejadas de sustancias peligrosas. Igualmente importante es mantenerlas protegidas de la radiación del sol y las fuentes de calor en un entorno fresco y seco. Detalles como utilizar siempre una funda para cuerda de las que luego hablaremos o tratar de mantenerlas limpias mediante cepillados o lavados, son garantía de durabilidad. Ir cambiando de cabo en cada escalada es una buena práctica, igual que la de evitar constantes top ropes o utilizar un protector de cuerda si hay roces con aristas en rápeles. Sobre todo es esencial ser especialmente cuidadosos en los primeros usos.
Una cuerda nueva que no ha sido sometida a tensión tiene las fibras más relajadas y eso propicia la aparición de daños visibles (el popular “le ha salido una flor”) en caso de roces o abrasiones o los molestos rizos. Con el uso y el paso del tiempo la cuerda se tensiona y es más difícil que sufra daños por esas causas, así que recomendamos ser cuidadosos siempre, pero sobre todo durante las primeras cuatro o cinco utilizaciones.
Tiene que ver con la estructura en la que se fabrican las cuerdas. Al salir de fábrica tiene una estructura neutra y así se tiene que mantener al sacarla del carrete o el embalaje. El descensor, el aparato de aseguramiento o el roce con la instalación que hace de reunión o rápel puede propiciar que se modifique esa estructura neutra. Para ello conviene desembalar la cuerda de un modo cuidadoso, estirar bien la cuerda durante las primeras utilizaciones y evitar roces muy fuertes y continuados como escaladas en top rope o el uso del nudo dinámico como aseguramiento o descensor.
En algunas marcas, el año de fabricación de las cuerdas dinámicas tiene una correspondencia con un código de color en un hilo por dentro del alma de la cueda, pero no es obligatorio y no todos los fabricantes realizan esta buena práctica. En aquellas marcas que sí lo hacen, las cuerdas se fabrican con un hilo en su interior que indica el año de fabricación mediante ese código que se repite cada 10 años, de modo que viendo el color de ese hilo podemos saber la fecha de producción. Caso aparte son las cuerdas semiestáticas en las que, para cumplir con la normativa, es obligatorio que lleven una cinta en su interior con la fecha impresa.
Se realiza de un modo muy simple, mediante un control visual y táctil en el que nos cercioremos de que no existen cortes, abrasiones, desgastes o deslizamientos en toda la extensión de la cuerda. Es una revisión que debemos hacer por costumbre al recoger y al desplegar la cuerda.
Cortes, quemaduras o abrasiones serían un indicativo claro, pero lo cierto es que hay niveles leves en los que la seguridad no está comprometida. En otros casos, como si se desprende un polvillo blanco al rascar con la uña en la camisa o apreciamos la existencia de hernias (abultamientos) o hundimientos en la cuerda, serían motivo claro de retirada. El contacto con sustancias peligrosas igualmente invalidaría esa cuerda para la escalada.
Sí, si un tramo de cuerda que no haya pasado su edad máxima, ha sido revisado concienzudamente de modo visual y táctil y no se aprecia ningún tipo de daño puede seguir utilizándose teniendo precaución, obviamente, con la longitud disminuida del tramo resultante. Lo habitual es que se desechen los cabos de una cuerda de escalada y se siga utilizando el resto, ya que en los extremos es donde se reciben todos los impactos de las caídas y donde se realizan los nudos.
La opción más rápida, limpia y segura es utilizando un cortador de cuerdas. Si no dispones de él, la manera casera de hacerlo es rodeando con cinta aislante la parte a cortar, seccionar la cuerda en ese punto y acercar un mechero hasta que se funda la poliamida de camisa y alma y, de este modo, no se deshilache.
El deslizamiento de camisa o funda es un problema que cada vez se da menos debido a que los fabricantes ya cuentan con métodos de contrucción que consolidan camisa y alma. No obstante, es posible que en cuerdas económicas o antiguas este problema aparezca. En ese caso, habría que cortar la parte sobrante de camisa y con un cortador de cuerdas o con un mechero, fundir la poliamida de camisa y alma en el cabo.
Es estadísticamente improbable que puedas atravesar una cuerda con las puntas de los crampones o con un piolet. En el caso de que hayas tenido la mala suerte de clavar tus herramientas en la cuerda sigue siendo descartable que hayas seccionado un gran número de fibras como para que sea necesario retirar la cuerda. No obstante, revisa la zona afectada en busca de daños y, ante la menor duda, procede a la retirada.
En general cualquier cuerda o elemento textil de seguridad que haya tenido contacto con un ácido tendría que desecharse. Sustancias de uso común como la lejía o ácido sulfúrico (quizás pienses que no es común, pero lo desprenden las baterías de los coches y puede estar en el aparcamiento de la zona de escalada) acaban con la resistencia de la cuerda. Vamos a repasar ciertas sustancias para aclarar si afectan o no a la resistencia y durabilidad de la cuerda:
Los remedios clásicos de rodear la marca de mitad con un esparadrapo o cinta aislante son rápidos y económicos, pero lamentablemente no siempre son eficientes y esa marca puede desaparecer o incluso ir desplazándose mínimamente cuando el tramo con cinta aislante pasa por la reunión, el descensor o el aparato de aseguramiento, con el consiguiente problema de seguridad que esto conlleva a la hora de medir un rápel o calcular un descuelgue. Nuestra recomendación es utilizar rotuladores especiales para poliamida y no cualquier marcador del mercado del que no sabremos si su composición debilita la poliamida.
Las cuerdas pueden y deben lavarse. Si no están demasiado sucias se puede solucionar la acumulación de polvo y tierra mediante un cepillado. La acumulación de suciedad en el exterior y en el interior de sus fibras pueden provocar la rotura de las fibras afectando a la resistencia, por lo que un lavado periódico de las cuerdas mejora sus prestaciones y aumenta su longevidad, siendo lo más rápido darles un lavado a mano en una bañera o barreño. Como recomendaciones básicas, hay que tener en cuenta que se debe evitar el agua a más de 30ºC de temperatura, nunca con agua salada, usar jabón neutro, programar el ciclo de lavado sin centrifugado y durante el secado evitar el sol directo y las fuentes de calor.
Sí, respetando las instrucciones anteriores y siempre sin centrifugar. Es importante estar seguros de que en la utilización anterior de la lavadora no se ha utilizado lejía.
Se puede y, de hecho, es recomendable el uso de suavizante en caso de que la cuerda tenga algo de rigidez, pero no aporta nada si las cuerdas se anudan y doblan fácilmente. Insistimos en que, al igual que el detergente, el suavizante sea de Ph neutro.
No, no es nada recomendable. Hay que evitar a toda costa las fuentes de calor.
Como decíamos antes, es importantísimo evitar el sol directo y las fuentes de calor. Es mejor no tener prisa en el secado de una cuerda, dejándola a la sombra en un lugar ventilado preferiblemente mediante un plegado en cadeneta.
No afecta a la durabilidad si no existen problemas asociados como enganchones fuertes o cortes, algo que puede pasar en ramas o picos de roca durante la aproximación o el retorno, pero sí que es cierto que ciertos modos de doblado pueden tener consecuencias en el posterior uso: el plegado en bandolera o el plegado en mochila, muy prácticos a la hora de hacer actividad o en aproximaciones y retornos, requieren un cuidado a la hora de desplegar la cuerda para no rizarla en exceso o que no se produzcan bucles que impidan el paso por el asegurador o descensor.
Las fundas para cuerda son uno de los elementos que más contribuyen a que nuestras cuerdas se mantengan en activo durante más tiempo. Además de la lógica comodidad para el recogido, el transporte y poder encontrar de un modo rápido los cabos, las fundas para cuerda limitan mucho la entrada de polvo y partículas minerales en el interior de la cuerda que, aunque mínimamente, pueden seccionar algunas fibras de la cuerda. La acumulación de polvo y tierra en la camisa agrava además el desgaste de dispositivos de aseguramiento, descensores, mosquetones, conjuntos express e instalaciones de descuelgue y rápel.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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