Vídeo: Michaela Kiersch encadena Era Vella, 9a, Margalef
Una productiva visita de 1 mes de Michaela Kiersch a Margalef culmina con su segundo 9a+, Víctima Perfecta, y con la escalada de Era Vella, 9a. Aquí está el vídeo de la 2ª.
Las máscaras de esquí son un elemento fundamental para proteger nuestros ojos cuando el viento, la nieve y el sol son fuertes en la montaña. Aquí te explicamos todos los tipos y cómo elegirlas.
Las máscaras para esquí, nieve y montaña son un elemento fundamental. Sin ellas, nuestros ojos están desprotegidos de los meteoros invernales.
El ozono y el oxígeno de la atmósfera se encargan de bloquear todos los rayos UVC y la gran mayoría de los rayos UVB, pero cuanto más altos ascendemos la capa de aire es menos densa y su protección es menor: a 2.000m, la radiación solar es un 50% mayor, y más del doble a 4.000m.
Añadamos el viento helado y el reflejo de la nieve y tenemos el cóctel perfecto por el que, sin una protección adecuada, podemos incluso tener ceguera de las nieves.
Ésta es la primera duda que solemos tener.
Las ventajas de las máscaras frente a las gafas son:
Como no todo es perfecto, estos son los inconvenientes:
En general, podemos decir que, en situaciones invernales en montaña, tanto en esquí como en alpinismo o cualquier otra actividad, si existe posibilidad de mal tiempo, viento o ventisca, a pesar de los avances en ajuste y protección de las actuales gafas de montaña, las máscaras son recomendables. Y si practicamos un deporte de velocidad, como el esquí, con alto riesgo de caídas, también.
Por cierto: si vuestra duda es sobre la elección de gafas, os recomendamos este otro artículo: Gafas de sol para montaña: guía para elegir adecuadamente
Como hemos dicho, dos de los problemas de las máscaras de esquí -ambos relacionados- tienen que ver con su mayor facilidad para empañarse, y con el mayor calor que producen en días menos fríos o durante actividad aeróbica en ascenso, como esquí de travesía o alpinismo.
El empañamiento, al igual que en un coche, se produce por acumulación de vapor provocada por la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior. Para solventar esta situación, las marcas han encontrado tres soluciones combinadas:
Y con respecto a las ventilaciones, cada día son más importantes, porque reducen la sensación de calor, y disminuyen la posibilidad de sudor.
Suelen estar “integradas” en la estructura de la máscara, entre las capas de espuma, que además de aportar comodidad y ajuste cumplen con la importante misión de crear mayor espacio entre la lente y nuestros ojos para favorecer la ventilación. Las máscaras suelen estar formadas por al menos 2 capas de espuma de distintas densidades dependiendo de su posición.
Hoy en día, prácticamente todas las máscaras de calidad y marcas reconocidas tienen un excelente sistema de ventilación. Que, hay que decir, minimiza mucho el problema, pero en situaciones extremas de contraste, no desaparece del todo.
Si vais a usarlas en travesía o alpinismo, elegid calidad y buena ventilación. Una opción en este caso son las Julbo que incorporan el sistema SuperFlow Pro. Digamos que, de forma muy sencilla y sobre la marcha, el cristal puede separarse de la máscara, dejando un amplio canal de ventilación para las subidas.
Una de las virtudes de las máscaras de esquí frente a las antiguas gafas de glaciar era su mayor ángulo de visión.
Pero las gafas han evolucionado, y cuando surgieron los modernos diseños envolventes de gafas de montaña comenzaron a ser las máscaras las que perdían ángulo de visión frente a ellas.
Para solventar este problema, las lentes de las máscaras son cada vez más grandes, y los marcos cada vez más finos, hasta el punto de que en estos momentos, en cuanto a visión lateral, suelen superar a las gafas.
Sin embargo, quienes emplean las máscaras para alpinismo habrán podido constatar que esto es cierto en cuanto a visión periférica lateral. Pero en un deporte en el que, en la vertical de ascenso, es común tener que mirarse los pies durante la escalada, las máscaras suponen un cierto hándicap.
Por eso es interesante buscar siempre, dentro de la que se ajuste por talla a nuestra cara (el ajuste es lo principal en una máscara, y de nada sirve comprar una de gran tamaño si nos va grande), elegir la de menor marco y mayor visión para este tipo de deportes.
Actualmente la tendencia es que las lentes sean cada vez más grandes y que el “marco” sea cada vez más fino para así tener un campo de visión más amplio.
Por supuesto, además de máscaras para caras más pequeñas y más grandes, están las máscaras junior, para las y los pequeños esquiadores.
Muy relacionado con lo anterior está la construcción de la lente empleada.
Las hay de dos tipos:
Las esféricas eliminan en buena parte los reflejos y distorsiones y, a igual tamaño, tienen mayor visión periférica que las cilíndricas; si se sobredimensionan y se minimiza el marco, alcanzan una gran visión en todas las direcciones.
Tradicionalmente, como las máscaras se empleaban en situaciones de mal tiempo, (incluso se las llamaba, y aún se les llama, máscaras de ventisca) normalmente se fabricaban con bajos niveles de protección solar (hablamos de luz; todas tienen total protección UV). Algunas apenas daban contraste para situaciones de baja visibilidad.
Pero hoy en día, en el que el uso de mascaras se ha extendido con las mejoras en su diseño y prestaciones, es común encontrarlas para cualquier situación.
Existe una clasificación de categorías de protección, de menor a mayor, basada en el Índice de Transmisión de la Luz Visible (VLT), que es el tanto por ciento de la luz visible que atraviesa la lente.
En muchos casos, los mismos modelos podrán encontrarse con lentes de diferentes protecciones y, como explicaremos más adelante, fotocromáticas, también en diferentes valores de protección.
La variación de grado se consigue por medio del color y tonalidad de la lente. En los casos de mayor protección las lentes pueden ser de espejo.
Los colores más habituales en montaña son el gris, el amarillo y el rojo; el color gris suele asociarse a una mayor protección contra la luminosidad y la percepción correcta de los colores, mientras que los colores amarillentos y marrones captan perfectamente los contrastes y relieves, además de disminuir la fatiga visual. Los rojos y anaranjados se utilizan sobre todo en deportes de nieve por mejorar el campo visual.
Como hemos dicho, las lentes de todas las máscaras de marcas reconocidas tienen protección 100 por cien UV.
Si tuviéramos que destacar el mayor avance en los últimos años en cuanto a las máscaras de esquí y nieve es el perfeccionamiento de las lentes fotocromáticas.
Estas varían su grado de protección según la luz existente (1-3, 2-4, 2-3, etc), lo que las hace altamente polivalentes.
Si, por ejemplo, elegimos una lente 1-3, o 2-4, podremos emplearla en días con sol intenso en la montaña con nieve, pero si entramos en sombra, llega la tarde, o se nubla desapareciendo el sol, cambiará automáticamente su grado, evitando tener que llevar varias gafas o máscaras o, si la lente es muy oscura, tener que quitárnosla para poder ver, dejando nuestros ojos indefensos.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Bilbao, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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