Su principal componente es la membrana interna, responsable de sus características.
En este artículo os explicaremos qué tipo de membranas y prendas que las llevan podemos encontrar habitualmente, y cómo funcionan.
Primero vamos a explicar algunos conceptos básicos:
Después pasaremos a explicar cómo funcionan las membranas de diferentes tipos. Aunque sea una explicación larga y algo técnica, es muy interesante, y os recomendamos leerla; de esa forma entenderéis fácilmente algunas sensaciones que todos hemos notado al usar prendas con membrana impermeable y transpirable, y que habitualmente malinterpretamos. Comprenderéis a qué nos referimos al leer esta sección.
Antes de empezar, nos gustaría dejar claro que las prendas con membrana no son milagrosas: funcionan muy bien cuando son necesarias, pero si no son necesarias (actividad con calor, sin humedad) es mejor llevarlas en la mochila para cuando hagan falta. Hay una malinterpretación a veces del concepto de transpirabilidad: no quiere decir que no sudemos; podemos sudar con el torso descubierto, y si el aire libre no llega a evitarlo, mucho menos ocurrirá abrigados con una chaqueta impermeable. De lo que se trata es de que ese sudor y calor que generamos durante la actividad estando protegidos, vaya evacuando de la mejor manera posible.
También hablaremos detalladamente sobre las dos novedades mas importantes de este último año:
¿Cómo se explica esto?
Porque más que de impermeabilidad, deberíamos hablar de resistencia al agua: en nuestro medio, se considera que una prenda es impermeable cuando su resistencia al agua es tal que, en prácticamente todas las ocasiones, aguantará las condiciones meteorológicas que podamos encontrarnos en la montaña.
Para medir esta resistencia, en el tipo de prueba mas usado, se emplean unos aparatos que miden lo que se denomina “columna de agua”. Se coloca un tejido plano y tenso, sin que nada lo roce por debajo ni por encima, se coloca un tubo cuadrado de 1x1 encima, y se va llenando de agua, lo que hace aumentar la presión, hasta que finalmente el líquido acaba traspasando el tejido.
La medida en milímetros de la altura del agua en el tubo en el momento en el que el agua empieza a traspasar la tela indica su impermeabilidad.
Estas son cifras que, en general, se consideran aceptadas como buenas para una chaqueta de montaña. Sin embargo, en otros ámbitos (o incluso en otros elementos empleados en el montañismo, como veremos luego) oiremos que algo es impermeable a partir de 2.500mm de columna de agua, apenas un 10% de la resistencia de algunas chaquetas de alta gama.
¿Cuál es la explicación?
El primero tiene mucho que ver con la presión: hemos visto que el test mide la altura del agua contenida en la columna; es decir: la presión del agua va subiendo según añadimos agua, hasta que traspasa el textil.
Por eso, las presiones sobre la membrana provocan que con menor cantidad de agua, esta penetre. Así, con fuerte viento, la impermeabilidad baja.
Pero el mayor aumento de presión se produce por roces, y la pérdida puede ser notable: roces de tirantes y respaldo de mochila, de un alpinista contra la roca, mangas con cuerpo al andar, roce con las prendas interiores.
Debido a todos estos factores, se aumenta la resistencia al agua medida en laboratorio, para un uso seguro en el terreno.
Otra aspecto es la exposición temporal: aunque buena parte del agua que cae sobre la chaqueta desliza, gracias al tratamiento DWR que veremos luego, tras unas horas el agua va haciendo su labor de zapa.
Y por último, el desgaste, las manchas, etc, estropean las propiedades de la membrana (hablaremos sobre esto al explicar su funcionamiento). Gore-Tex, por ejemplo, realiza sus prendas de manera que, tras un desgaste extremo, sigan manteniendo al menos un 60 por ciento de sus propiedades, y aún tengan una resistencia al agua que permita su uso con tranquilidad. Se construyen con alta resistencia pensando en compensar esa pérdida; de esto se deduce que una chaqueta con membrana de 20.000mm podría tener sólo 12.000mm si siempre se mantuviera como nueva.
Después explicaremos en donde está el problema real en las prendas de montaña para que, debido al uso, necesiten tanta protección. Es muy interesante.
Podemos resumir que, sobre el terreno, la resistencia real al agua viene marcada por la relación columna de agua, presión externa/roce, tiempo de exposición, y estado de la membrana y prenda.
Además de que es contraproducente que sea superior, porque tenemos que respirar y de una forma u otra tiene que haber alta circulación de aire, podemos recordar lo que hemos dicho sobre la presión. Un doble techo tenso no aguanta roces, así que la columna de agua de laboratorio es muy similar a la de las condiciones de campo (como hemos dicho, en laboratorio 2.500mm ya se considera impermeable).
Sin embargo, un suelo aguanta presión contra el suelo al haber alguien dentro. Por eso la columna de agua suele ser superior a la del doble techo, sin llegar a la de una chaqueta, porque la humedad que recibe es a través del suelo, no directamente de la lluvia o nieve.
Quizás ahora se entienda mejor por qué, como tantos hemos vivido, cuando uno está dentro de una tienda de campaña “normal”, si su cuerpo o su mochila rozan las paredes mientras llueve, el agua entra por ese punto; hemos añadido presión.
Ésta es la paradoja de estos tejidos, la gran dificultad de su diseño: para ser buenos, tienen que cumplir requisitos aparentemente incompatibles, como son impedir la penetración de la humedad y facilitar la expulsión de la humedad. Pocos materiales textiles hay que incorporen la tecnología, el I+D y los años de investigación que lleva encima una prenda de montaña de este tipo de buena calidad.
La transpirabilidad de una chaqueta indica la capacidad que tiene para expulsar al exterior la humedad interior, provocada principalmente por el sudor, manteniéndonos secos.
Por eso, un impermeable de plástico (cuya impermeabilidad es altísima), no es útil en actividad. Acabaremos empapados por nuestro sudor, tendremos un problema en la montaña al detenernos (enfriamiento súbito), deshidrataremos.
Nuestro organismo, en caso de sobrecalentamiento, exuda sudor, que se queda en la piel. El calor corporal hace que se evapore, y al hacerlo roba calor del cuerpo, bajando la temperatura de la piel y el organismo. Es su forma de “refrescar” el sistema. Si impedimos la evaporación, podemos tener problemas muy serios de sobrecalentamiento, deshidratación...y posterior enfriamiento súbito.
Hay que decir que una chaqueta impermeable y transpirable no es milagrosa. Tiene una capacidad límite de expulsión, y si la superamos, la membrana “satura”. Pero a veces se oyen quejas exageradas; si alguien duda de la gran utilidad de este tipo de prendas, que pruebe a realizar una salida por el monte con una chaqueta de plástico para comparar.
Además, a veces la saturación interior es más una sensación que una realidad, debido al especial funcionamiento de algunas membranas. Lo veremos más adelante; como decíamos al comienzo del artículo, es importante conocerlo para entender algunas sensaciones.
Algunos de los factores para mejorar la transpirabilidad están en nuestra mano, como la correcta elección de la primera capa. Os recomendamos leer nuestro artículo “Cómo elegir tu 1ª capa interior para actividades de montaña y esquí” para más información.
En Europa se emplea la norma ISO 11092. Es un método fiable por comparación: permite enfrentar diferentes tipos de membranas, bien del mismo fabricante, bien de diferentes fabricantes.
Se expresa en RET (Resistencia Textil a la Evaporación), medida en m²/pa/w. Al indicar resistencia a que la humedad cruce la membrana, cuanto menor sea el número RET, mayor transpirabilidad.
El Instituto Hohenstein, reputado laboratorio alemán, ha creado una tabla que combina la prueba RET con pruebas de usuarios. Es bastante efectiva:
Sin embargo, en muchas ocasiones veremos la transpirabilidad expresada en gramos/metro cuadrado/día (MVP, Moisture Vapor Permeability, MVP). Esto indica la cantidad de humedad que la prenda es capaz de expulsar; en ese caso, a mayor número, mayor transpirabilidad. Esto ocurre porque en EEUU son varios los métodos que se emplean, por parte de diferentes laboratorios, lo que complica la comparación.
Podemos decir que las mejores membranas, como el Gore-Tex Pro 3L, con una impermeabilidad de casi 30.000mm, están en cifras RET 4-6, mientras que el Gore-Tex clásico con lámina PU (después entenderéis a qué nos referimos) está entre 7-10. Gore-Tex Pro 3L y eVent son las dos membranas más transpirables, por encima de cualquier otra, aunque en el caso de eVent esta transpirabilidad, como explicaremos, tiene algún hándicap. Futurelight tiene una mayor transpirabilidad, pero, estrictamente, como veremos, es un nuevo sistema que no funciona con membrana.
En general, la transpirabilidad ha mejorado mucho. Y así como al hablar de impermeabilidad somos nosotros los que tenemos que decidir qué necesitamos (no es lo mismo una chaqueta de expedición que una para correr por montaña), en cuando a la transpirabilidad lo importante que tenemos que saber es que en la chaqueta que compremos, elegida según nuestra actividad y presupuesto, el fabricante habrá puesto la máxima posible según su impermeabilidad y gama -el precio influirá en la membrana empleada por la marca (normalmente, más barata, más pesada y menos transpirable), y la forma de construir la prenda.
También se denomina comúnmente tratamiento deperlante, ya que posibilita que las gotas de agua queden como “perlas” en la superficie de la prenda.
Este sistema evita que el agua empape el tejido exterior que protege la membrana. Ganaría peso, y además bloquearía los poros, dejando de transpirar.
El tratamiento DWR crea una superficie de tejido rugosa, en forma de zigzag o “pelillos” que evitan que el agua se esparza, obligándola a a formar gotas redondas sobre los picos del zigzag. De esa manera no empapa, y además sacudiendo la chaqueta, seca muy rápido.
Están gotas se forman porque la rugosidad disminuye mucho la “tensión de superficie” del tejido, y porque el agua tiene una alta “tensión de superficie”. Entenderéis qué es esto al leer el apartado de membranas, allí lo explicamos porque es muy importante.
Con el uso, el roce, las manchas, el tratamiento DWR de la prenda se va deteriorando; lo bueno es que, en la mayoría de los casos, este deterioro no es irreversible. No sólo hay numerosos productos especializados que lo regeneran; también un adecuado mantenimiento de lavado devuelve la "rugosidad" a la vida y a su condición original.
En su momento sonaba contradictorio y absurdo, y provocó no poca incredulidad. Hoy en día su funcionamiento sigue sin ser entendido por muchas personas. ¿Cómo puede ser que un material textil permita la salida de humedad, pero no permita la entrada de la misma?
Todo comenzó en 1969, cuando el mismo Bob Gore descubrió en el laboratorio que habían instalado sus padres en el sótano de su casa las posibilidades de expansión del politetrafluoroetileno (PTFE, comúnmente conocido como Teflón, descubierto accidentalmente en 1938 por Roy Plunkett, mientras trabajaba en Nueva Jersey para DuPont).
Había nacido el ePTFE (expanded PTFE), que pronto iba a revolucionar mundos tan dispares como el de la ropa de montaña, las cuerdas de guitarra, o la medicina.
Al expandir el PTFE (teflón) para obtener ePTFE se crea una estructura microporosa compuesta en un 70 por ciento de aire. Estos microporos son los que permiten la evacuación de la humedad interna.
Por hacernos una idea de lo microscópico de estos poros, en cada cm² hay 1.400 millones.
La respuesta fácil está en la disociación molecular que se produce en las moléculas al pasar de estado líquido a gaseoso. Es la que suele contarse y darse como buena, pero desgraciadamente, no es totalmente correcta. La respuesta compleja -y real- la veremos más adelante.
Explicación simple: asociación y disociación molecular
El diámetro de los poros es de una milésima parte de 1 milímetro. Cuando sudamos, expulsamos vapor de agua (estado gaseoso). Las moléculas de gas (vapor de agua) no se asocian entre ellas, mientras que las moléculas de agua en estado sólido se asocian entre ellas.
Una gota de agua, compuesta por trillones de moléculas, es 20.000 veces mayor que el poro de ePTFE, pero una molécula (vapor), es 700 veces menor que el poro.
Es decir: el agua de lluvia que cae sobre la chaqueta, en estado líquido, no puede penetrar al interior porque ha formado una asociación de moléculas que es de mayor tamaño que el poro.
Pero nuestro sudor, al evaporar por el calor corporal, sí que puede salir al exterior porque esas moléculas se han disociado al cambiar el estado del agua de líquido a gaseoso, y su tamaño es menor que el del poro.
Parece simple, ¿no? Desgraciadamente, no lo es tanto; esto solo explica una parte del funcionamiento, pero el proceso es mucho más complejo.
Y es importante conocerlo, porque es donde radica la diferencia entre las diferentes membranas ePTFE del mercado, y porque -como decíamos al principio- nos será muy útil para entender algunas sensaciones que notamos al usar prendas con membrana.
Así que pasamos a ver la explicación compleja
¿El motivo?
Es cierto que las moléculas de agua tienden a agruparse en gotas...siempre que la “tensión de superficie” -es la denominación científica- del material en el que se apoyan sea baja. Y el ePTFE es muy hidrofóbico, con una tensión de superficie muy baja.
¿Qué significa esto?
Por su tensión de superficie baja, su poder de atracción sobre sobre las moléculas de agua es muy bajo (las repele). Por contra, las moléculas de agua tienen una tensión de superficie muy alta, de gran poder de atracción (tienden a agruparse y a ocupar el menor espacio posible).
La combinación poca atracción del material sobre el que se apoyan y gran atracción entre sí de las moléculas, hace que se forman grandes gotas separadas entre sí, de mayor tamaño que el poro. Podemos imaginarlo con la foto que ilustra el DWR mas arriba, en la que el agua se concentra en gotas, dejando libre el resto del tejido.
Otra forma de visualizar lo que significa superficie de tensión baja es con una sartén con recubrimiento de Teflón (que como hemos dicho, es el componente de las membranas Gore-Tex). Si echamos unas gotas de agua, veremos como no se extienden ni pierden la forma, y además patinan sobre la superficie, casi como gotas de mercurio, debido a su tensión alta (atracción entre ellas) y tensión baja del recubrimiento (repulsión de la gota resultante).
Y esta misma tensión baja, esta capacidad hidrofóbica de la membrana, también hace funcionar la transpirabilidad: en el momento que el vapor de agua entra en contacto con el eTPF, es expulsado a través de los poros hacia el exterior.
¿Y qué tiene esto que ver con la pérdida de transpirabilidad del primer Gore-Tex?
Ocurre que el aceite que desprende nuestro cuerpo, la suciedad, sudor, protectores solares, nuestras manos a las que hemos aplicado cremas, etc, al igual que el agua, tienen una tensión de superficie mayor que el ePTFE. Y van contaminando la membrana, y tapando sus poros. Así que la membrana ePTFE, contaminada con compuestos de tensión de superficie alta, se reconvertía de hidrófuga a hidrófila, es decir, en algo que atraía las moléculas de agua, en lugar de repelerlas.
Primero se comprobó que las chaquetas, con la membrana ya contaminada, perdían su transpirabilidad tras poco uso, porque la membrana atraía el vapor de agua hacia sí, en lugar de expulsarlo hacia el exterior. Con algo más de tiempo, también perdía impermeabilidad.
Interiormente (en donde estaba el verdadero problema), GoreTex decidió añadir una nueva capa interna, en forma de lámina ultrafina oleofóbica de Poliuretano, para proteger la membrana.
Pero esto tenía consecuencias: esa lamina continua (sin poros), que rechazaba los aceites y contaminantes, dejaba limpia la membrana...pero el poliuretano (PU) normal no permite la transmisión de agua ni aire, ni en forma líquida ni sólida. Es decir: la membrana no se contaminaba, pero el conjunto perdía la transpirabilidad al encontrarse con una barrera no porosa antes de la misma.
Entonces se les ocurrió una idea bastante genial: convertir la lámina de PU durante su fabricación, por medio de los componentes elegidos, en totalmente hidrofílica. Una esponja que recogiera toda la humedad posible generada por nuestro cuerpo, en un proceso llamado absorción
Y una vez empapada, gracias a los procesos conocidos difusión y desorción, se trasladaría al exterior de la lámina, en donde encontraría los poros de la membrana por los que salir al exterior.
Es decir: al empaparse la lámina por la absorción, la difusión hace que la humedad en la lámina PU busque la menor presión y concentración exterior (imaginemos que depositamos parte de una servilleta de papel en un derrame de agua en una mesa; inmediatamente el agua va trasladándose de las zonas húmedas a las secas, empapando la servilleta en su totalidad). Allí se encuentra con la hidrofobia del ePTFE, que por la desorción expulsa al exterior la humedad a través de los poros en forma de vapor.
Además de la lámina-membrana, Gore-Tex incorporó un forro interno textil para proteger el conjunto y que resulten más agradables al tacto.
Y algo muy importante: esta lámina PU convierte al sistema en totalmente cortavientos, porque no tiene permeabilidad al aire. Esto es bueno, cuando se necesita, pero es parte de la sensación de agobio que en condiciones menos duras podemos sentir.
De hecho esto es bueno, porque significa que esa atracción aleja rápidamente del cuerpo y de las prendas interiores toda la humedad, que es de lo que se trata.
Pero como decimos, cuanto más empapada esté, más humedad evacua, así que mientras se empapa, la expulsa más lentamente, creando esa incómoda sensación de humedad interior al rozar la piel el tejido, combinación de la gran atracción que la chaqueta ejerce sobre nuestra humedad, concentrándola en la zona interior en contacto con nuestra piel (notamos "mojado"), y la menor capacidad inicial de evacuación de la misma.
También puede ser que estemos generando muy poca humedad (poca actividad, temperatura exterior fría, etc), y no tengamos la sensación de humedad ni siquiera al comienzo, porque la lámina de PU puede gestionarla a baja intensidad de funcionamiento de la difusión.
Es decir: nuestra piel -seca- roza con el PU húmedo, que ha condensado la humedad interior, y nuestra percepción es que, al ponernos la chaqueta, hemos roto a sudar. A veces ocurre que tenemos esta sensación y sin embargo, al quitarnos la chaqueta, vemos que estamos secos, incluso más que antes de ponérnosla, quedando toda la humedad en la pared interna de la chaqueta.
¿Cómo lo hacen?
Son varias las novedades. Gore-tex ha eliminado la lámina de PU en su mejor material, sustituyéndola por una especie de sandwich de 3 membranas ePTFE, multimembrana. La membrana del medio es de mayor densidad, la interior y la exterior son las habituales membranas. Es decir: se ha eliminado la lámina continua no porosa.
No han aclarado exactamente su funcionamiento, pero el hecho es que la transpirabilidad se ha aumentado en un 35 por ciento y, al no ser PU la lámina protectora interna, se ha minimizado algo la sensación de humedad interna; la membrana sigue estando protegida, por lo que existe esa sensación, pero al no ser una lámina continua, el problema es menor.
Al construir de esta forma se ha conseguido una ligerísima permeabilidad al viento; sigue siendo cortavientos, pero esa ligerísima permeabilidad hace que la transpirabilidad aumente. Es inferior a 5 l/m²/s, muy mínima, similar a la de otros sistemas, como eVent o Futurelight.
Además, lleva un nuevo forro interno, Micro Grid Baker, mas transpirable que el anterior, y permite laminarse en telas de tan solo 30D. La transpirabilidad no solo depende de la membrana, es un conjunto, y con telas de apenas 30D, y el nuevo forro, aumenta la transmisión de humedad.
Se fabrica de 3 tipos: Most Breathable, Stretch, Most Rugged. El primero tiene un RET <6, el 2º <13, y el 3º < de 9.
Estas son parte de sus características. Si queréis conocer estas 3 nuevas membranas a fondo, os recomendamos leer este artículo: Nuevo Gore-tex Pro 2021: 3 nuevas tecnologías para 3 diferentes necesidades
Esta membrana fue creada por una compañía eléctrica para ser usada en filtros industriales de aire, hasta que se reconocieron sus virtudes para las prendas impermeables y transpirables.
Tampoco emplea lámina continua (sin poros). eVent consiguió que su membrana ePTFE, microporosa, estuviera protegida de los contaminantes por si misma.
¿Cómo lo consiguieron?
Protegiendo individualmente cada fibra de la membrana, por infusión. Imaginemos que la membrana fuera un tejido hecho con varios metros de hilo: antes de tejerlo, cogeríamos con una mano cada cabo del hilo, y lo bañaríamos en el líquido oleofóbico; al tejer después, cada hilo de la membrana tendría esas propiedades, y los agujeros no quedarían taponados como si primero tejiéramos, y después bañáramos la prenda en el tejido oleofóbico, que taponaría los huecos. Evidentemente la membrana no es un tejido, pero sirve para comprender el sistema.
El cómo se consigue en una membrana la infusión pertenece también al secreto industrial, y no hay más datos.
De esa manera funciona como el primer Gore-Tex: una membrana sin protección en la que la humedad se transmite inmediatamente del interior al exterior a través de los poros, aunque con menor transpirabilidad por el tratamiento de la membrana. Tiene una mínima permeabilidad al aire, mínima, pero existente: puede dar sensación de proteger algo menos, pero también puede agobiar menos en otras condiciones. En estos momentos, y como hemos explicado con el Gore-tex Pro 3L 2020-2021, prácticamente todos los sistemas tienen esta pequeña permeabilidad al aire; no era así con el anterior Gore-tex.
¿Qué inconvenientes tiene?
Si bien el ePTFE permanece con sus propiedades oleofóbicas al estar protegido, la contaminación se introduce en los poros, bloqueándolos, dejando de transpirar el sistema, y con riesgo de pérdida de impermeabilidad. Al no convertirse en hidrofílica la membrana, no es un problema tan serio como en el primer Gore-Tex, pero está ahí.
eVent da una solución: lavar a menudo la prenda, siguiendo sus instrucciones. Es decir: esta membrana requiere de mantenimiento sistemático habitual, según su uso. Si somos descuidados, o nos olvidamos, cada vez transpirará menos, y puede llegar a calar en el momento más inoportuno. El lavado continuo también disminuye la vida útil de la prenda.
Entrecomillamos membrana porque en realidad no lo es, al menos como se entendía hasta ahora.
No es una evolución; es una ruptura.
FUTURELIGHT es radicalmente distinto: es una nanoestructura formada por miles de filamentos que se rocían sobre la tela, a la manera de un spray. Está basada en las posibilidades del nanospinning, un sistema empleado hasta ahora en material electrónico y en medicina.
Una solución de poliuretano es rociada y los filamentos resultantes van cayendo y depositándose sobre la prenda, hasta que se crea una película de fibras amontonadas, con una dimensión de 200 nanómetros cada una.
Estos filamentos “amontonados” conforman una estructura 3D a modo de red que, al igual que en una membrana tradicional, no permite el paso de líquido desde el exterior, pero permite la evacuación de la humedad interior generada por el cuerpo. Según cantidad, densidad, etc, podremos crear diferentes propiedades en la membrana.
Hay que decir que también se fabrica de 3 tipos: el más atlético, para prendas para correr, etc, el medio, todoterreno, esquí de travesía, etc, y el mas protector, para alpinismo, etc. Al poder aplicar diferentes grosores, las mas atléticas incorporan menos filamentos; baja algo la impermeabilidad, aumenta la transpirabilidad. Y al revés según mas alpina sea la prenda.
De momento, ya lleva en venta dos temporadas (invierno 2019 y primavera-verano 2021), y no se conocen quejas considerables entre quienes apostaron por la tecnología.
Su altísima transpirabilidad viene de que ambas prescinden de la lámina protectora interna, fundiendo la membrana con la capa interna protectora. Gore-Tex ShakeDry lleva al límite esto, eliminando la capa externa, dejando la membrana al aire. Es tan ultraligera que no puede ni emplearse con tirantes de mochila, porque la membrana está al aire, pero para corredores es muy buena.
Polartec tiene sus propias membranas, que funcionan por sistema de aire permeable. A diferencia de otros productos Polartec, se ven en muy pocas prendas con ellas.
Y también existen membranas que no emplean ePFTE. Entre ellas está destacando en los últimos tiempos Pertex Shield, con productos muy buenos que empiezan a ser utilizados ampliamente para determinadas prendas por marcas como Rab.
Volvemos a los problemas de secreto industrial, pero básicamente, podríamos decir que lo que hacen este tipo de membranas es...evitar la membrana. Lo que hacen, al parecer, es crear los microporos en la misma lámina protectora de poliuretano. Y las últimas versiones son muy buenas, algo parecido a una mezcla entre eVENT (algo permeable al viento) y Gore-Tex.
Los primeros modelos, hace unos años, no daban un buen resultado en transpirabilidad. Pero en estos momentos, con la aparición de nuevas generaciones (Pertex Shield +, Pertex Shield Pro), en 2, 2.5 y 3 capas), los niveles son bastante altos, comparables a membranas clásicas, y ya superándolas en algunos casos. La chaqueta Downpour Jacket es excelente para primavera y verano en la montaña, altamente recomendable.
Y Rab, que es la marca que más ha apostado por las membranas no ePTFE para sus prendas, ha ido un paso más allá en este tipo de membranas, con Proflex, que emplean para chaquetas 3 estaciones muy ligeras. Ellos lo consideran softshell, pero tiene una impermeabilidad de 10.000mm, y la verdad es que con ella se hace una de las chaquetas ligeras que más nos han gustado para 3 estaciones. Tiene unos cuantos fans por aquí.(Kinetic Plus).
No ocupa nada, pesa muy poco, aguanta las inclemencias meteorológicas de la montaña en los meses menos duros, pero además, en nuestra experiencia, es comodísima de llevar porque tiene una ductilidad y elasticidad muy alta, su interior es suave y sedoso, ningún problema para ser llevada pegada a la piel, y su altísima transpirabilidad permite llevarla puesta en situaciones en las que normalmente no es adecuada una prenda con esa impermeabilidad. Pero eso sí: es 3 estaciones.
Las 3 capas están integradas, formando un solo tejido aparente para nosotros. Por eso decimos que es una denominación poco intuitiva: en un 2 capas notamos 2 capas, mientras que un 3 capas solo 1.
En este caso la denominación sí que corresponde con lo que notamos: dos tejidos no unidos: el que conforman la capa exterior y la membrana -por un lado-, y el forro interno suelto -por el otro-.
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